LOS CABALLOS Y EL HOMBRE

La primera relación del hombre con el caballo fue hace más de 5.500 años AC, cuando los hombres prehistóricos se comían a los caballos. Más tarde los hombres primitivos se dieron cuenta de que podían realizar determinados trabajos como medio de trasporte o de tiro, y para el trabajo en el campo. Después fue utilizado en la guerra por persas y griegos. En los periodos entre guerras se les entrenaba para mantenerlos en forma y así comenzaron las competiciones.

Hoy en día y tras aparecer las maquinas, se utilizan primordialmente para el disfrute y el deporte.

Nuestra relación con los caballos puede estar condicionada por las figuras el “depredador”, el “líder” y el “sumiso”. Las personas, por naturaleza somos depredadores, aunque también podemos ser líderes. En nuestra relación con los caballos debemos ser lo menos posible depredadores (que producen miedo en los caballos) y lo más posible líderes (que producen confianza y respeto en los caballos). Esta diferencia la marcan la justicia, la comprensión, la empatía y el pacto. Por otra parte, ser sumisos con los caballos también origina problemas muy serios con ellos ya que los hace muy soberbios. Actualmente la formación y la técnica ayudan a tener un trato más correcto con el caballo, a obtener su colaboración y así hacerlos más rentables.